Facultad de Filosofía y Letras
Historia 005
Desde la fundación misma de la Universidad de Guadalajara en 1925, las humanidades se colocaron al centro de la currícula escolar. Después de todo la gran mayoría de los involucrados en este magno proyecto eran abogados, ingenieros, médicos o científicos con una gran afición a la literatura, a la historia y la filosofía.
Y aunque tan pronto como 1928 comenzaron los esfuerzos por documentarse sobre el funcionamiento de las Facultades de Filosofía y Letras de otras Universidades del país; este proyecto quedó por lo menos seis veces en el papel o sepultado en el archivo a lo largo de los siguientes 28 años.
A pesar de las diversas comisiones y propuestas que se presentaron para establecer un Centro de Altos Estudios en Filosofía y Letras, e incluso del interés que en ello pusieron 4 gobernadores del Estado, tal parece que en medio de los aires revolucionarios que habían llevado a la creación de la Universidad de Guadalajara, se cuestionaba la capacidad práctica y utilitaria de las humanidades para transformar al país y sobre todo la vida de la clase trabajadora y los sectores populares.
Con todo y que para personajes como José Guadalupe Zuno, “la Facultad de Filosofía y Letras constituiría el cerebro de nuestra casa de Estudios”, fue hasta el mandato de otro humanista ─Agustín Yáñez─ en 1956, que la creación de esta Facultad se consideró como una necesidad inaplazable para brindar una necesaria diversidad a la Universidad de Guadalajara y llenar un vacío dentro del sistema oficial de la enseñanza en el Estado. Entonces, tras la reorganización de la Escuela de Letras y Artes, que llevó a su transformación en Escuela de Artes Plásticas, se fundó la Facultad de Filosofía y Letras, que inicialmente ocupó 10 aulas en el hoy desaparecido edificio que se encontraba donde se erige el Edificio Cultural y Administrativo de nuestra Universidad. Ahí destacados profesores nacionales y extranjeros como Alberto Ladrón de Guevara, José Montes de Oca y Silva, Luis Villoro, José Gaos, Carlos R. Margaín, o el propio Zuno; impartieron cursos en las Maestrías en Letras, Filosofía e Historia a los futuros investigadores y maestros de nivel medio y superior, renovando a su paso la historiografía jalisciense.
En busca de su consolidación como centro de estudios, a principios de los años 60 se comienza en el cruce de las avenidas de los Maestros y Alcalde, la construcción de una obra pensada por el arquitecto Salvador de Alba Martín, quien en un terreno de 30,000 metros cuadrados y con un costo total de 23 millones, proyectó los edificios más aptos y modernos para albergar luego de tres años de construcción, al Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, con sus más de mil estudiantes repartidos en las Facultades de Derecho, Filosofía, Historia y Letras Hispánicas. El emblemático y curvado edificio G de Derecho del recién inaugurado nuevo plantel, aparece en el fondo de la instantánea de 1966 del fotógrafo tapatío Felipe Enrique Reyes García, la cual hoy conforma una de las colecciones del Archivo Histórico de la Universidad de Guadalajara.
Hoy por supuesto, como muchos sabrán, el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, el sucesor de aquella facultad, de nueva cuenta en búsqueda de expansión, mudó su sede a Belenes, mientras la construcción de la fotografía en cuestión, fue destinada para albergar al nuevo Centro Universitario de Guadalajara.
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